Reflexión
La crítica en su laberinto: ¿qué hacer?

Son tiempos de polarización, de estridencia, de inmediatez, de posverdad. Las respuestas al estado de cosas complejo en que vivimos se presentan atomizadas y sumidas en ese mismo entorno fugaz y reactivo. Se descarga esta tarea en las redes sociales, o en escasos momentos en que el resorte de la indignación se activa. El deterioro ha sido una constante y ahora se profundiza. Sólo mediante la articulación de distintos sectores sociales es que el pensamiento crítico puede reencauzar la vida democrática, la seguridad, el Estado de derecho y una pujante ciudadanía.

Los contados intentos de diálogo fueron cancelados tiempo atrás. Las autoridades, no sólo en materia de cultura, sino de ciencia, justicia, seguridad, educación, salud y tanto más, dejaron de hacer como que oían y simplemente tapiaron el buzón de quejas. Pero esto, que en otras áreas no ha hecho sino acrecentar la indignación y el impulso de hacerse oír a como dé lugar –como ha ocurrido con los grupos feministas, que no han dejado de salir a la calle–, extrañamente ha paralizado a buena parte de la sociedad que ha perdido, salvo contadas excepciones, su capacidad de diálogo, organización y protesta.

Este silencio que, por prudencia, sigilo, temor, culpa, omisión, complicidad o apatía se ha asentado entre nosotros, merece un análisis puntual. Y también se hace necesario indagar en el escenario opuesto: que es el de la crítica sumamente activa, que tiene lugar en las redes y los medios, y que, sin embargo, no alcanza a producir el efecto deseado, que sería el de la incidencia en la conducción de las políticas públicas. Es decir, se dan las dos cosas, que en su resultado acaban pareciéndose: una crítica antaño más articulada y, diríamos, en ocasiones productiva, ahora por completo amortiguada; y la otra, ésta sí ferviente, pero que no llega a ningún lado.

Como nunca, la crítica se encuentra inmersa en un laberinto que en sus vericuetos la neutraliza. Esperamos que la indagación crítica, aguda y puntual, como la que puede ofrecer este foro de discusión, sirva para pensar mejor este fenómeno y para enfrentar, así, los desafíos que se nos presentan hacia el final de este atropellado sexenio.